Somatización: cuando la mente enferma al cuerpo
La somatización puede provenir de fuertes procesos emocionales como la depresión, la ansiedad o el estrés, y se derivan también síntomas físicos. Simplemente, es un "desequilibrio entre el cuerpo y la mente", que provoca la disminución de las defensas y, por tanto, que seamos más vulnerables ante los agentes externos. Cuando experimentamos ciertos síntomas físicos generados por un pensamiento o un estado de ánimo, se pueden estar experimentando síntomas de una enfermedad psicosomática. Cada vez que reímos, lloramos, nos cabreamos, sentimos náuseas, al sufrir una mala noticias estamos experimentando síntomas psicosomáticos, según el Instituto Superior de Estudios Psicológicos.
Las enfermedades psicosomáticas pueden aparecer debido a fuertes cargas psicológicas como traumas, angustia o ansiedad persistentes o, incluso, debido a fobias. Y los efectos generados más comunes pueden ir desde problemas digestivos hasta problemas respiratorios como, por ejemplo: intensos dolores de cabeza y de espalda, intestino irritable, vértigos, fatiga, dificultad al respirar y dolor general en articulaciones o músculos.
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