Meditación guiada para niños
La meditación guiada para niños sirve para estimular la serenidad y el enfoque. Se selecciona un espacio apacible para la actividad, alejado de interrupciones, donde ellos puedan reposar o sentarse confortablemente. El comienzo se marca con respiraciones lentas y profundas. El instructor debería usar un tono dulce y relajante en su voz para dirigir la sesión. Una manera efectiva es mediante la introducción de relatos o imágenes mentales simples y apropiadas para su edad, como visualizarse en una playa serena o un bosque encantado.
En el transcurso de la sesión, se alienta a experimentar la sensación de distintas partes de su cuerpo, fomentando el conocimiento corporal y la distensión muscular. La utilización de metáforas y analogías ayuda a desglosar los conceptos más abstractos de la meditación, haciéndolos más entretenidos. La sesión concluye de manera gradual, permitiendo que los niños vuelvan poco a poco a su estado de conciencia habitual.